A esta altura es un hecho indiscutible que los bancos se están quedando con un número muy importante de bienes inmobiliarios, provenientes de deudores morosos. Las cifras parecen ser muy interesantes, dependiendo del banco, pero en general son muy elevadas. Estos bienes se encuentran en etapas diversas, algunos son pisos prontos para habitar, otros están en construcción y unos pocos son suelos. La enorme mayoría provienen de promotoras endeudadas que no pueden hacer frente a los pagos.
Esto genera la necesidad de darles movimiento a estos activos, por lo que la creación de inmobiliarias por parte de los bancos, y según se dice últimamente de varias cajas, es un hecho. Repasemos algunos ejemplos: Anida que pertenece a BBVA, Altamira Real Estate de Santander, Aliseda de Banco Popular, Promodus de Banesto; sólo por citar algunos casos muy conocidos.
¿Pero cuál es el interés de los bancos en quedarse con todos estos inmuebles?. En realidad es una simple cuestión contable. Al tenerlos de esta forma figuran en sus balances como participaciones financieras, y no como morosos. Esto hace que la cifra de morosidad que se publica cada cierto tiempo, sea relativamente cierta, pero no del todo. A ese porcentaje, habría que sumarle la cantidad de pisos que vienen acumulando. Desde el punto de vista contable la situación del banco, aparenta una mayor sanidad.
De momento la venta de estos pisos, en la mayoría de los casos, se está limitando a los empleados de estos bancos. Tal es lo que ocurre ahora con los más de mil inmuebles que Santander ofrece a sus empleados a través de Altamira Real Estate, su filial inmobiliaria.
Fuente: gaceta.es | Imagen: flickr.com